Qué consecuencias tiene la baja natalidad en China para sus ambiciones económicas

Crystal, quien desea ocultar su nombre real, es una joven de 26 años que vive en Pekín.

A diferencia de la mayoría de las mujeres de generaciones anteriores en China, ella no está casada y tampoco enfrenta presiones para hacerlo.

Cuando se le pregunta por qué, se ríe: “Creo que es porque los miembros de mi familia nunca se casaron o están divorciados”.

Parece ser un sentimiento común entre las mujeres jóvenes que viven en centros urbanos en China.

Una encuesta de 2021 realizada por la Liga de la Juventud Comunista de China a casi 3.000 personas de entre 18 y 26 años encontró que más del 40% de las mujeres jóvenes que viven en las ciudades no tenía planes de casarse, en comparación con menos del 25% de los hombres.

Esto se debe, en parte, al aumento en el costo del cuidado de los niños y a los fantasmas de la política del hijo único en China.

“Tener un solo hijo o no tener hijos se ha convertido en la norma social en China”, dice Yi Fuxian, científico sénior en obstetricia y ginecología de la Universidad de Wisconsin-Madison y destacado crítico de la política del hijo único.

“La economía, el entorno social, la educación y casi todo lo demás tiene relación con la política del hijo único”, agrega.

Para Pekín, se trata de una tendencia preocupante porque la población de China está disminuyendo.

Son malas noticias para la segunda economía del mundo, donde la fuerza laboral ya se está reduciendo y el envejecimiento de la población está comenzando a ejercer presión sobre los servicios estatales.

La población en edad de trabajar de China, entre 16 y 59 años, asciende actualmente a unos 875 millones, poco más del 60% de la población del país.

Pero se espera que esa cifra caiga aún más, en otros 35 millones, durante los próximos cinco años, según cálculo oficial del gobierno en 2021.

“La estructura demográfica de China en 2018 fue similar a la de Japón en 1992”, afirma Yi. “Y en 2040 será similar a la de Japón en 2020”.

Muchos economistas habían asumido hasta el año pasado que el crecimiento de China superaría al de Estados Unidos para fines de esta década, un hito que coronaría el extraordinario ascenso económico del país.

Pero esto parece ahora poco probable, según Yi, quien asegura que “para 2031-2035, a China le irá peor que a EE. UU. en todas las métricas demográficas y en términos de crecimiento económico“.

La edad promedio en China ahora es de 38 años. Pero a medida que la población envejece y las tasas de natalidad se desploman aún más, existe la preocupación de que la fuerza laboral de China no pueda mantener a los que ya se jubilaron.

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