DANIEL HILPA: EL ESCULTOR DE ÁNGELES
En esta fecha siempre se piensa mucho en los familiares que ahora descansan en paz, sin embargo, no debe dejarse de pensar en las personas que hacen posible que estos homenajes puedan llevarse a cabo. Entre las personas que trabajan en este sector se encuentran floristas,carpinteros dedicados a realizar ataúdes, y también escultores de lápidas. Daniel Hilpa es uno de estos y ha dedicado gran parte de su vida a darle forma a ángeles y santos en el mármol. Conversamos con él para hablar sobre su historia de superación.
Buenos días señor Hilpa, me impresiona mucho la calidad de sus trabajos, se nota que ha cultivado bastante su talento, ¿Cuándo comenzó a esculpir e interesarse en el mármol?
- Buenos días, ya llevo cerca de 61 años en este oficio, yo esculpo desde los 9 años. Como lo hacen de igual manera en otras profesiones, primero me tocó aprender en un taller de la calle Santo Domingo y más adelante me independicé.
¿Siempre quiso esculpir o dedicarse a algo relacionado con el arte?
- Al principio nunca se me ocurrió esculpir, pero me gustaba muchísimo el arte, hacía las ilustraciones del periódico mural cuando estaba en el colegio Mariscal Sucre ahí por la década de los 60’. Mi madre fue la que me convenció de empezar a trabajar mármol en ese taller y ahí nació mi pasión.
¿Desde ese tiempo cómo ha cambiado el oficio?
- Ha habido un cambio drástico debido a la tecnología, antes cualquier cosa que quisiese hacerse en la piedra blanca tenía que hacerse a mano y con golpes certeros de cincel y martillo. Ahora hay taladros, fresas, martillos eléctricos y otras cosas que yo también empleo para poder hacer mi trabajo de manera más efectiva. De todas maneras siempre doy los detalles finales a mano.
¿Recuerda cuál fue la primera lápida que hizo?
- Por supuesto, son cosas que nunca se olvidan, hice una de la Virgen del Carmen sobre un mármol simple, el maestro que era dueño del taller me felicitó por ello.
¿Cómo fue continuar con el negocio usted solo cuando se independizó?
- Conseguí algo de reconocimiento en mi primer trabajo y en los seis años que estuve pude madurar mi técnica. Gracias a ello la gente me buscaba y mi local se llamaba “El Ángel”, y por eso a mi también me empezaron a conocer como Don Ángel.
Usted ha aportado bastante de su trabajo a la necrópolis más antigua y grande de Arequipa, pero ¿Cuál obra suya es la que más le reconocen?
- Tuve la suerte de poder hacer la lápida que ahora está donde descansan la escritora María Nieves y Bustamante, además del mármol de Víctor Apaza Quispe, al que se le considera un santo popular aquí en Arequipa.
¿Cómo fue cuando llegó aquí? ¿La gente lo recibió bien?
- La verdad es que sí, gracias a Dios me ha ido bien en el trabajo y he logrado salir adelante aquí en la Avenida Vidaurrázaga, gracias a mis clientes he podido sacar adelante a mis tres hijos que se enorgullecen de mi trabajo.
¿Hasta cuándo piensa que podrá seguir tallando?
- Hasta que las manos no me den para más, mi cuerpo me va a decir hasta aquí Daniel, pero hasta que eso pase yo voy a seguir esculpiendo ángeles porque es mi pasión.
Por: Renzo Patiño