Andrés Roca Rey: “Esta es una filosofía de vida más que una profesión”
A los 7 años fue su primer toreo y a los 14 partió a España para vivir y triunfar en el mundo taurino. Hoy tiene 26 años y es el mejor del mundo. Ayer toreó en Ecuador y mañana vuelve a la Plaza de Acho.
Una foto. Su hermano mayor, torero, y él, todavía un niño. Están en la plaza de Cajabamba. Su hermano reposa el brazo izquierdo encima del hombro de Andrés, como protegiéndolo. Miran alguna corrida de toros.
“Yo siempre decía lo mismo: quiero ser como mi hermano”, me dice. Sus padres no estaban muy de acuerdo, querían que estudiara y se quedara en el Perú. A los 7 años fue su primer toreo y a los 14 partió a España para vivir y triunfar en el mundo taurino.
“Así como unos decidieron jugar fútbol en su infancia, yo decidí ser figura del toreo y entregué mi vida al toro”, me dice. Andrés Roca Rey tiene 26 años y es el mejor del mundo.
Atiende mi llamada en la ruta. Viaja de Chincha a Lima, camino a un tentadero, a modo de preparación. Luego seguirá su camino a la ciudad, porque viajará a Ecuador para torear. Este sábado vuelve a Lima y el domingo 13 se presentará en la Feria del Señor de los Milagros en la Plaza de Acho. “Tardes como Lima, por más que se esté toreando en otros lugares, siempre las tienes en tu cabeza”, me dice. Asegura que también entrena el corazón y la mente.
En el campo, en los tentaderos, toreando de salón: cuando haces movimientos toreando con un capote, una muleta pero sin un animal adelante, es digamos el yoga de los toreros. Preparas tu mente y corazón en el miedo, la responsabilidad. Y, aunque nunca te acostumbras al miedo, todo resulta un poco más fácil. No hay que pelearse con el miedo; más bien, hay que llevarlo a tu favor.