INFORME ESPECIAL | UN PERFIL DEL NUEVO JEFE DE ESTADO PERUANO
El Perú amaneció con un nuevo presidente. De manera inesperada y casi inmediata tras la destitución de Dina Boluarte, el congresista José Jerí Oré, de 38 años, juró en la madrugada del viernes como presidente interino de la República. La sucesión se produjo luego de que Jerí, quien hasta entonces presidía el Congreso, asumiera el cargo por mandato constitucional. En su primer mensaje al país, afirmó que lo hacía con humildad y con el propósito de “instalar un gobierno de transición, empatía y reconciliación nacional”.
José Jerí nació en el distrito limeño de Jesús María, en un entorno de clase media. Estudió Derecho en la Universidad Nacional Federico Villarreal y obtuvo el título profesional en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, dos instituciones públicas conocidas, aunque sin gran prestigio académico. Es católico, tiene pareja, pero no está casado ni tiene hijos. Su trayectoria política comenzó en 2013 cuando se afilió al partido Somos Perú, agrupación con orientación derechista. Intentó en dos ocasiones ingresar a la Municipalidad de Lima, pero no tuvo éxito.
Su ingreso al Congreso de la República en 2021 fue producto de una coyuntura: se convirtió en congresista accesitario del expresidente Martín Vizcarra, inhabilitado de ejercer cargos públicos, pese a que Jerí solo había obtenido 11.600 votos. Desde entonces, mantuvo un perfil discreto, aunque impulsó iniciativas sobre seguridad, empleo, educación y salud, además de mostrarse muy activo en redes sociales, especialmente en Instagram, donde se presenta como “abogado y animalista”.
El 26 de julio de 2025, Jerí fue elegido presidente del Congreso, mientras aún se encontraba bajo investigación por una denuncia de violación sexual. “A mis 38 años asumo con orgullo el reto de dirigir el Congreso; los jóvenes debemos participar en política con energía y amor por el Perú”, escribió entonces en sus redes. La denuncia en su contra fue presentada en enero del mismo año por una mujer que aseguró haber sido agredida sexualmente durante una reunión social en Canta, al noreste de Lima. En agosto, la Fiscalía archivó el caso por falta de pruebas, decisión que el propio Jerí calificó como una confirmación de su inocencia.
“Después de casi ocho meses, puedo decir que se ratificó lo que sostuve desde un inicio: no tuve ninguna participación, ni directa ni indirecta”, señaló tras conocerse el fallo fiscal. No obstante, la resolución no cerró el debate público. La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) expresó su rechazo al nombramiento de Jerí, recordando que “ningún funcionario con denuncias graves debe ocupar la máxima representación del Estado” y advirtiendo que el país necesita “liderazgos con integridad y sin impunidad”.
Además del cuestionamiento judicial, durante su paso por el Parlamento se difundieron versiones sobre presuntas irregularidades en la Comisión de Presupuesto, donde Jerí habría favorecido un proyecto de la región Cajamarca. Aunque el caso no avanzó judicialmente, la información alimentó las críticas de la oposición y de sectores ciudadanos que desconfían de su gestión.
Aun así, Jerí representa para algunos analistas una nueva generación de políticos que busca abrirse paso entre el descrédito de los partidos tradicionales. Su discurso apunta al orden y la reconciliación, una narrativa que busca calmar el clima de polarización. Para otros, su ascenso refleja la fragilidad institucional del país, donde los cambios de gobierno son más frecuentes que los consensos.
El desafío del nuevo mandatario será complejo: dirigir un gobierno de transición, recuperar la confianza de la población y asegurar elecciones transparentes en un contexto de desconfianza hacia la clase política. Pese a la incertidumbre, Jerí ha prometido que su mandato estará marcado por la transparencia, la estabilidad y la unión nacional.
Sin embargo, la opinión pública permanece dividida. Mientras algunos esperan un liderazgo que marque una pausa en la crisis, otros temen que su llegada a Palacio de Gobierno no signifique un verdadero cambio de rumbo. El tiempo, como en otros capítulos recientes de la política peruana, será el que determine si el mandato de José Jerí se convierte en una oportunidad de reconciliación o en un nuevo episodio de inestabilidad.
Redactado por: Yennifer Panta


